miércoles, 3 de enero de 2018

03 El cocinero poeta


El cocinero poeta

Antonio García Velasco



Cuando pidió su incorporación al nuevo puesto de trabajo, estaba muy lejos de pensar que lo elegirían para participar en el Campeonato de Restauración.

Pregunté:

- ¿Restauración de monumentos arquitectónicos? ¿Restauración de muebles u otros enseres? ¿Restauración en favor de un régimen político auténticamente democrático?

Me respondió:

-Restauración-restaurante. ¿No lo entiendes?

Caí en la cuenta:

- ¿Comida, cocina? Eres cocinero, ¿no?

Se echó a reír:

-Nunca te lo había dicho, ¿verdad? Es mi profesión.

Sí, cierto, desconocía que se dedicara a "las artes culinarias". Siempre lo había tenido por un profesor de gimnasia, retórica o escritura creativa: era un poeta y por su obra lírica llegamos a ser amigos.



El premio en el Campeonato de Restauración coincidió con la concesión del premio Proclama de Poesía, por su libro "El ágape de los brujos". Tanto poetas como cocineros quedaron sorprendidos. No es difícil imaginar la causa: aquellos ignoraban la profesión y éstos, las aficiones, devociones, pasiones literarias. Los poetas fueron a celebrarlo al restaurante donde trabajaba. Los cocineros decidieron leer el libro premiado.

Dije:

-Nos has sorprendido a todos.

Respondió:

-La vida es una caja de sorpresas.

"Y de envidias", pensé.



La prensa digital y en papel, la radio y la televisión se hicieron eco de la conjunción de un cocinero poeta, un poeta cocinero. Fue noticia el hecho de que ganara, en la misma fecha, dos premios de naturaleza tan diferente.

Declaró:

-Crear es cocinar, crear es escribir versos. La comida deleita unos sentidos y la poesía, los sentimientos, o sea, otros sentires.

Preguntaron:

- ¿Cómo se interfieren los ingredientes de una receta y los ingredientes de un poema?

Salió como pudo:

-Hay poemas que celebran la comida y hay comidas que hacen honor a la poesía.

Alardes de su cultura hizo el entrevistador:

-Baltasar del Alcázar alaba en "La cena" el buen comer: "...Rebana pan. Bueno está. / La ensaladilla es del cielo / y el salpicón, con su ajuelo, / ¿no miras qué tufo da? // Esto, Inés, solo se alaba; / no es menester alaballo; / sola una falta le hallo: / que con la priesa se acaba". ¿Has alabado en algún poema el arte de cocinar?

Contestó:

-Es conveniente leer "El ágape de los brujos".

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